San Francisco es una ciudad espectacular. Pero es muy difícil abarcarla toda. Tienes que ir barrio a barrio, de costa a costa. Con una excepción. En medio de la ciudad se levanta la montaña de Twin Peaks (como en la serie de Laura Palmer). 900 metros de altura que dominan la ciudad al completo y muchos kilómetros a la redonda. Pero sube de día y con sol. Porque a orillas del Océano Pacífico las rachas de viento frío y la niebla hacen de esta hermosa atalaya natural un lugar complicado y extremo.
Había leído de la existencia de este sitio. Pero por más que miraba hacia el cielo tratando de ver una cumbre de casi mil metros no la encontraba por ninguna parte. Así que se lo pregunté a Google y él me dijo la ruta.
Primero las terribles cuestas del barrio de La Marina. Hasta arriba del todo. Después una llanura alta en la que se encuentran el barrio Hispano y el Japonés. Y al llegar al barrio Gay, otra vez unas tremendas cuestas. En EEUU es todo así, a lo grande. El caso es que un buen rato después abandonaba la ciudad por las alturas. Volvió el verde y la naturaleza. Y al final del camino una atalaya.
Casi no me puedo bajar del coche. El viento que entraba del Océano Pacífico a esa altura y sin nada que se pusiera en su camino desde Japón, era salvaje. Una vez fuera mantener la verticalidad era casi un logro. Y sacar una foto casi un milagro. Pero las vistas lo merecían.
A tus pies la ciudad. En todas las direcciones. Alejándose y buscando el mar. Era como una falda de edificios vista desde arriba y cosida con carreteras. En más de una ocasión os he recomendado, y mostrado, ver las ciudades desde arriba. Y san francisco no es más que una confirmación. Lo volveré a hacer en Los Ángeles, que he oído que lo supera.
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